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Cómo fomentar el autocontrol y la tolerancia a la frustración en los hijos e hijas es una guía fundamental para la educación en familia.
Cualquier labor educativa consiste en preparar a los hijos e hijas para afrontar realidades heterogéneas, ayudarles a aprender las habilidades y herramientas necesarias para la vida.
A lo largo de la historia de la humanidad, para la supervivencia de la especie, el objetivo a cumplir por los progenitores era dotar de habilidades y recursos a sus descendientes para adaptarse al ambiente o a los ambientes donde iban a desenvolverse. Todo ser humano necesita aprender esa serie de habilidades que le faciliten dicha adaptación.
En la actualidad, todo padre o madre lo que pretende es que sus hijos o hijas aprendan estrategias para adaptarse al medio. Esto significa que saben tomar decisiones, que pueden asumir responsabilidades, que se acercan a la felicidad, en definitiva, que son inteligentes.
Entre esas habilidades y estrategias a aprender, y dentro de lo que se denomina inteligencia emocional, se encuentra el autocontrol y la tolerancia a la frustración.
Hay numeras investigaciones que concluyen que para prevenir futuros desajustes psicológicos de toda índole, es vital construir de forma progresiva el autocontrol en las diferentes etapas evolutivas.
En todos los programas de prevención y de promoción de la salud, aparece con suma frecuencia un tema relacionado con el autocontrol y la tolerancia a la frustración, donde se fomenta el control sobre la conducta saludable a seguir (lavarse los dientes, reducir el colesterol, no consumir alcohol o hacer deporte) y en potenciar las creencias de las personas en sus propias capacidades para llevar a cabo sus objetivos. Está claro que una persona feliz tiene el nivel adecuado de autocontrol y de tolerancia a la frustración.
La guía Cómo fomentar el autocontrol y la tolerancia a la frustración en los hijos e hijas da pistas muy prácticas de cómo ejercer un control externo educativo adecuado para fomentar el autocontrol de los hijos e hijas, de cómo aprender a gestionar las emociones que conllevan el proceso educativo desde dos vertientes: la personal como padre o madre y pauta para ayudar a tolerar la frustración en los hijos e hijas. Y todo de forma muy amena a través de una metáfora sencilla extraída del cuento de la tortuga y la liebre.
Silvia Garcia (verified owner) –
Me ha parecido una guía realmente buena, muy bien explicada y de gran utilidad para las relaciones en general, no solamente con nuestros hijos.
Antonio Ortuño –
Muchas gracias, Silvia! Efectivamente, en cualquier relación social hay que decir que No, negociar, confiar…