Emociones de ida y vuelta

Después de varias semanas de parón, volvemos a escribir en el blog. Y no he escrito artículo alguno antes, porque he tenido que dedicar todo mi tiempo, toda mi eficacia, toda mi eficiencia (más bien ésta última) para diseñar y escribir unos materiales didácticos para familias y para docentes. Unos materiales que se van a utilizar en muchos países (España, Chile, México, Guatemala, Colombia…) que pretenden ayudar a gestionar con más inteligencia la realidad de esta pandemia.

También he tenido que leer, que revisar lo que otros autores opinaban. He leído de todo, algunas cosas inverosímiles. Pero lo que todo el mundo está de acuerdo y recalca es la preocupación por el estado emocional de los niños, niñas y adolescentes. En su hogar, en la vuelta al cole, se pone en primer plano la idea de atender al plano emocional, de cómo está afectando toda la realidad que están viviendo. Sus miedos, el manejo de la incertidumbre, sus inseguridades.

Los que me conocéis sabéis que yo soy experto en convivencia familiar, no escolar. Pero una empresa, HABILMIND, al ver mis materiales para familias, ha querido contratarme para diseñar, con esa misma metodología, materiales para docentes. Y a mí, que me encantan los retos, he aceptado. Ta están diseñados y los podéis conocer en estos enlaces:

1. Los talleres para familias:https://www.regresando.es/ayuda-familiar
2. Los talleres para docentes: entender, compartir, debatir. https://www.regresando.es/taller-ecd

Estoy bastante satisfecho con el resultado. Incluso, he escrito dos cuentos para trabajar en el aula. Uno hasta 11 años, y otro a partir de los 12 años. Todo desglosadito y listo para ponerlo en marcha, tanto presencial como virtualmente.

Una de las cosas que me ha impactado al revisar materiales previos sobre el trabajo emocional en las aulas es que me recordó a cuando empecé a trabajar. En el año 1989 me licencié en psicología y en el 1990 empecé a trabajar en un centro de atención al drogodependiente. Durante tres años me di cuenta de la importancia de la prevención, así que poco a poco mi pasión ha sido dotar a las familias de herramientas para que sus hijos e hijas gestionen de forma inteligente y responsable los riesgos, como el consumo de drogas.

Recuerdo que cuando entrenamos a los usuarios de nuestro servicio en habilidades sociales, en prevención de recaídas, insistíamos en ofertar estrategias para manejar la presión de grupo, para saber decir no, para ser asertivos ante los consumos. Hasta aquí todo bien. El problema era que cuando abandonaban tratamiento y volvían a las andadas, ya conocían esas estrategias, pero las usaban en sentido contrario: para persuadir al consumo. Cuando alguien no quería consumir, sabían cómo contraargumentar. Para eso eran muy hábiles.

Pues bien, digo todo esto porque me parece fundamental el trabajar el manejo emocional en las aulas, desde hace muchos años lo llevo diciendo como tantos otros profesionales, pero al revisar las metodologías de trabajo algunas me recordaban a lo expuesto anteriormente. Se pueden usar las estrategias para la gestión emocional también para hacer daño, si no existe una adaptación curricular adecuada. Sobre todo, a partir de secundaria, donde el trabajo de las emociones en el aula le queda mucho recorrido. Me consta que hay profesionales en infantil y primaria que trabajan el plano emocional del alumnado de una manera brillante. Pero según crecen, cuesta más. Lo curricular y lo emocional parecen incompatibles, aunque cada vez más estudios demuestran que son correlativos y se retroalimentan.

Pero vamos, que en los hogares también pasa algo parecido. Cuando son adolescentes nos cuesta más trabajo atender a su plano emocional, aspecto fundamental para su desarrollo integral. Sería digno de investigar si correlaciona la variable mala gestión emocional en el hogar con la variable efecto contrario en las intervenciones emocionales en el aula. Es decir, un menor maltratado emocionalmente en el hogar, maltrata emocionalmente fuera del hogar. Y puede ser que la intervenciones en el aula lo potencien, sin desearlo. Emociones de ida y vuelta. Lo dejo ahí.