La liebre: el papel de las emociones en la toma de decisiones
El papel de las emociones en la toma de decisiones.
Estás en casa tan tranquila, y de repente escuchas ¡¡FUEGO, FUEGO!! No te veo que tu reacción sea prepararte un café, sentarte en el sillón y acomodarte para ver una película. Esto no sería una decisión responsable, sobre todo si tus dos hijos están en su habitación durmiendo.
Un ejemplo como este evidencia el papel de las emociones en la toma de decisiones. En este caso, lo más inteligente es tener un mecanismo decisorio rápido y eficaz para seguir viviendo. Tú y los tuyos. Y aquí entran en juego las emociones, representados por nuestro personaje ficticio: la liebre.
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La liebre vive en una parte del cerebro que se llama sistema límbico. Representa lo emocional. Se encarga de avisar al cerebro de los peligros, de las amenazas. Es todo instinto de supervivencia.
La especie humana está en este planeta gracias a la liebre. Nada más nacer ya se necesita una liebre despierta para la búsqueda de la satisfacción de las necesidades. Gracias a la liebre, se reconoce la alegría, la sorpresa, el miedo, la ira, el asco o la tristeza. La liebre hace que las personas tengan ilusiones, sueñen, sepan para qué viven, deseen estar en el planeta y ser felices.
La liebre en la historia de la humanidad.
La liebre, en sus orígenes, era puro instinto. Huir de los peligros, y acercarse a los beneficios. Por cierto, ya hemos dicho que eso es lo que sigue haciendo la especie humana, y sobre todo nuestros hijos e hijas (huir de lo que no gusta, e intentar conseguir lo que gusta). A diario podéis encontrar ejemplos de conflictos cotidianos en este sentido. Y Familias en la Nube tiene cursos diseñados para ayudaros a gestionar conflictos de forma positiva.
Por tanto, la liebre, tiene como función proteger, por lo que está en alerta continua en busca de potenciales peligros. Y la educación hace que los padres multipliquen esta función de protección. ¿Qué temes que le pueda ocurrir a tu hijo o hija? Cualquier liebre de un padre o una madre vive con temores y preocupaciones que hay que aprender a gestionar. El protagonismo de las emociones en la toma de decisiones es clave.
Educar es predecir, anticipar, por eso esta tendencia a la preocupación, a lo que pueda pasar. Y si esto se magnifica, o la liebre va a su historia, aparece el bloqueo y la desesperación. Y las malas prácticas educativas.
Ahora bien, si sólo se tuviera a la liebre en el cerebro, el planeta sería un caos. La liebre es todo instinto, no atiende a reglas ni a normas. Sólo busca el placer y huir de los peligros. ¿Te imaginas en tu trabajo donde las personas sólo actúen con su liebre? (un ejemplo sería en tu casa cuando se discute acaloradamente). Si sólo existiera la liebre en el cerebro, la especie humana se hubiese extinguido. Por eso hace falta otro personaje en el cerebro: la tortuga.
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