El otro día leí un artículo, encabezado por el siguiente texto:
Expertos alertan de que los cambios en los modelos de familia y la falta de límites provocan un aumento de los problemas de conducta.
Familias inteligentes: claves prácticas para educar
El best seller de Antonio Ortuño que explica su revolucionario método para educar en familia. Descubre por qué confían en su libro más de 20.000 familias.
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ES QUE NECESITA QUE LE PONGAS LIMITES, es la frase más repetida que escuchan las familias cuando acude al pediatra para consultar el porqué del mal comportamiento de su hijo, o cuando es llamada por la profesora de su hija para hablar sobre su conducta en el aula, o lee en el periódico que el porcentaje de conflictos en casa con hijos adolescentes va aumentando, o se mete en internet para buscar información sobre cómo gestionar una situación familiar. El tema de los límites es ilimitado.
¡Hala, ya está! Ya sabes lo que le pasa a tu hijo o hija, que necesita límites. Ya tienes la solución, A ponerle límites, que si no acabará en el programa de Hermano Mayor como siga así. ¡Qué alegría, ya hemos encontrado la solución a los problemas que tenemos con nuestro hijo! Ahora llegamos a casa, y a partir de ahora ya sabemos lo que tenemos que hacer: poner límites.
Pero, ¿qué es poner límites? ¿Cómo se traduce eso en el día a día? ¿Quién me lo puede explicar? ¿Se imponen? ¿Se razonan? ¿Se explican? ¿Y las emociones que hay detrás? ¿A cualquier edad? ¿Hasta cuándo poner límites?
Esa familia va a la búsqueda de información. ¿Y que información existe? En la bibliografía te puedes encontrar orientaciones extraídas del conductismo donde los premios y los castigos son las herramientas estrella para poner límites, hasta orientaciones basadas en experiencias tipo Summerhill donde la felicidad y la autorregulación, son las estrellas para “no poner límites”.
¡Los profesionales volvemos locos a las familias!Por ello, es fundamental que los profesionales nos pongamos de acuerdo para trasmitir una información coherente y coordinada a las familias que les sea útil y eficiente a la hora de poner límites.
Cuando escribí mi libro, Familias inteligentes: claves prácticas para educar, describí con todo detalle la técnica que tanto está sirviendo en muchos hogares para dar respuesta a este debate de poner límites: la técnica del semáforo inteligente. Pues bien, ofrezco esta técnica como punto de partida para que los profesionales aunemos nuestro mensaje educativo.
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Esta herramienta pretende poner límites de una manera respetuosa, sin perder nunca de vista el plano emocional. Poner límites es repartir de forma inteligente el control de las responsabilidades. Es distribuir quien toma las decisiones, quien se tiene que preocupar de qué, y de cómo poco a poco el saco de las preocupaciones de los adultos va descendiendo de forma progresiva acorde al ritmo evolutivo de las hijas e hijos.
Un ejemplo de poner límites es cuando llegas a casa y tu hijo te pide tu móvil, tu celular. Digas lo que digas, estás poniendo límites. Suele aparecer tres respuestas más comunes:
- Habrá adultos que le digan que no.
- Otros le dirán que sí, pero pone una condición: cuando te bañes
- Y otros le dejarán su teléfono.
Ya tienes la técnica del semáforo inteligente. Tres respuestas, tres colores, tres habilidades, para poner límites. Poner límites, sencillamente, es encontrar el equilibrio entre estas tres habilidades, que cualquier adulto ha puesto en marcha las últimas 24 horas unas cuantas veces en su casa.
Si dices excesivamente No, pues no estás poniendo límites de forma inteligente, por ejemplo.
Invito a las familias, a los profesionales que trabajan con familias, a conocer en profundidad el semáforo inteligente. En este curso lo explico con todo detalle. Estaré encantado de escuchar cualquier valoración. De momento, después de más de 20 años trabajando y mejorando la técnica en las terapias, y después de 5 años que puede ser conocida por todo el mundo desde que saque el libro, la principal crítica es que la letra es pequeña. La del libro.