“Pues el otro día quedaron todos mis amigas, ¡y a mi no me dijeron nada, mamá!
¿Qué le dirías a tu hija si te ocurriera algo parecido?
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Imagínate que una amiga tuya te dice: Pues el otro día quedaron todos mis amigas del trabajo, ¡y a mí no me dijeron nada! Y tú le contestas cualquiera de las respuestas anteriores, ¿cómo se sentiría?
Está claro que ninguna mamá ni ningún papá le gusta ver sufrir a su hijo o hija, y que somos capaces de realizar cualquier acción con tal de que no sufran, por lo que habitualmente se tiende a minimizar la situación de conflicto, ofertar alternativas, resolver su problema. Pero, ¿realmente es esta nuestra labor?, ¿estamos para resolver sus problemas o para darles herramientas que les ayuden a afrontarlos? En el fondo, cuando un hijo o hija cuenta algo que sus padres no controlan, no es que quiera que asuman el control, sino que se sienta apoyado para gestionarlo.
Lo que está diciendo entre líneas es: entiéndeme y ayúdame a que yo resuelva el problema.
Hay que atender el mensaje emocional. Para que se sienta entendido, para que su cerebro construya una solución, es fundamental atender a sus emociones en el inicio. Y más tarde, una vez se sienta comprendido (se ha atendido a su liebre), ayudarle a que su cerebro trabaje, valorando la situación, buscando explicaciones, construyendo soluciones, anticipando decisiones. Repito, su cerebro.
¿Te noto que estás muy enfadado con tus amigas?
Pues claro, es que han pasado de mí. Me han tratado fatal.
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Entiendo tu enfado. ¿Por qué crees que lo han hecho?
Ni idea. Últimamente están muy raros, sobre todo Raquel.
¿Raquel? No te cae muy bien, ¿no?
Es que es una sabionda y les tiene a todas medio atontadas. Pero a mí no.
Entonces, ¿qué se te ocurre que puedes hacer?
Pasar de ellas. Ya me buscaré otros amigas.
¡Pero las demás te caen bien!
Sí. Pero han decidido ir con ella.
¿Seguro? ¿Has hablado con ellas?
No. Pero estoy casi convencida.
Entiendo que puedas pensar eso, pero si yo estuviera en tu lugar, hablaría con Teresa o Adela para ver qué pasa.
No sé.
Bueno, cómo tú lo veas. Ya me contarás cómo va la cosa. Y ya sabes, lo que te pueda ayudar, me dices
Según crecen, aumentan las situaciones que no están bajo tu control (semáforo verde), y es cuando más necesita acompañamiento, con empatía, confianza, respeto. Haciéndoles sentirse competentes, válidos. Necesita sentir y creerse que nos tiene ahí para cuando estime oportuno. Estar cerca, disponibles, pero detrás de su camino.