Es que tengo que estar encima de ellos para todo. Es agotador, Y encima, me dice que le da igual. ¡Es increíble!
La palabra motivación deriva del latín motivus o motus, que significa ‘causa del movimiento’. Como padres o madres desespera cuando los hijos e hijas tienen que “moverse” y no lo hacen, o se tienen que estar quietos y se “mueven”. Y las pautas educativas que se ponen en marcha deben canalizar de forma inteligente estas “motivaciones”. Hay que descifrar las causas del movimiento, y las del no movimiento.
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Cuando un niño o niña dice “me da igual”, lo que está diciendo es que las condiciones que se han puesto en juego por parte del mundo adulto no son aceptables por su parte. Sobre todo lo observo en los procesos de negociación, en las situaciones que los padres quieren que haga algo a cambio de algo.
Cuando dices, por ejemplo, jugamos con la plastilina cuando recojas las pinturas, cariño, pueden pasar al menos dos cosas, reflejadas en el siguiente esquema.
| SITUACIÓN 1 | SITUACIÓN 2 | |
| HIJO | No quiero recoger las pinturas | No quiero recoger las pinturas |
| ADULTO | Hemos quedado que para jugar con plastilina ibas a recogerlas | Pues como te pongas cabezón no jugamos con plastilina. |
| HIJO | ¡Es que no me apetece! | Me da igual |
| ADULTO | Como tu veas | Pues hala, castigado sin plastilina. Tú sigue así que…. |
| HIJO | ¿? | ¿? |
Para fomentar la responsabilidad, es imprescindible estar motivado para tomar decisiones. Y para estar motivado para decidir es necesario percibir que tienes el control de la situación, además de tener más o menos claras las alternativas y sus consecuencias.
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En la situación 2, el adulto es el que tiene el control, el que le preocupa más, el que tiene dos problemas: su hijo no quiere recoger y quiere jugar con plastilina. En la situación 1, la persona adulta hábilmente ha puesto la decisión en la zona de control de su hijo. Depende de él si se juega con plastilina o no. Control, alternativas y consecuencias están claras y son razonables.
Como no lo hace, se lo tengo que decir yo continuamente. Como no se preocupa, me preocupo yo. Cuando vea que se empieza a preocupar, me despreocuparé.
No. Es al revés, para que se preocupe, primero te tienes que despreocupar. Para que se responsabilice, primero tienes que demostrar que has delegado el control de la situación.
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El ejemplo de como criar a un hijo está en que el 1º ayuda y endereza y el 2º castiga sabiendo que él (padre) es el culpable de ese me da igual.
Desde nuestra perspectiva, el castigo no es una buena estrategia, y ambos progenitores deben cumplir las mismas funciones parentales. La versión poli bueno, poli malo, a la larga, no funciona.