La tortuga: la planificación en la toma de decisiones
Y aquí viene el otro personaje fundamental para la planificación en la toma de decisiones. La tortuga.
La importancia de la planificación.
La tortuga es lenta y minuciosa. No le gustan las prisas. Su cueva está en el lóbulo frontal del cerebro. La tortuga necesita su tiempo para tomar decisiones. Indaga, analiza, reflexiona, selecciona. A la tortuga le gusta planificar, organizar, pronosticar, valorar, razonar, pensar. En definitiva, es el personaje que tiene que liderar el cerebro. La tortuga es lo racional. Tiene como misión hacer predicciones, reducir la incertidumbre de alrededor, hacer que el cerebro se centre en una tarea, anticipar las consecuencias de un comportamiento, contextualizar las normas de convivencia.
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En resumen, es la encargada de planear las acciones con antelación y tomar decisiones de una manera organizada y eficiente.
El desarrollo de la planificación en la toma de decisiones desde la infancia.
La tortuga, en el bebé, es un huevecito. Y su crecimiento y maduración va a depender de las posibilidades que le oferten sus cuidadores con sus formas de educar, aspectos que se trabajan en los diferentes cursos para mejorar tus habilidades parentales que te proponemos en Familias en la Nube.
Es la encargada de llevar a cabo lo que desde la neurología llaman funciones ejecutivas, a saber: prestar atención, reconocer objetivos, formular intenciones, elaborar un plan, ejecutarlo, valorar el logro…
A la tortuga le gusta tener a mano toda la información disponible para tomar decisiones. Puede ser que nunca sea le sea suficiente. Quiere saber la verdad antes de planificar. Necesita situarse, tener percepción de control, para saber dónde está, para saber dónde ir. Se basa en evidencias, busca pruebas, está abierta a nuevos datos (no sabe cerrar la puerta, eso lo hace la liebre). Por eso necesita su tiempo.
La tortuga es la reguladora de los impulsos de la liebre. Piensa antes de actuar, lo que es clave para la planificación en la toma de decisiones. La liebre está para actuar, y luego si eso, piensa. La tortuga concreta el problema, analiza, genera alternativas, anticipa, selecciona, ejecuta, evalúa… es decir, pone en orden las diferentes fases para tomar decisiones. Y la liebre por detrás alentando, motivando.
Por eso, irremediablemente han de comunicarse y llegar a acuerdos. Y depende de cómo se ejerzan las funciones parentales, se ayuda a la tortuga y la liebre de los hijos e hijas a llevarse bien, o no.
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