El otro día, al salir de una conferencia, un padre se me acercó, y mientras le firmaba mi libro, me preguntó, entonces, en una negociación, si no te hace caso, ¿por qué no le puedo decir a mi hijo lo que siento? Para mí es importante que sepa cómo me siento. Y le contesté, las emociones no se negocian. Ahora te explico.
Las emociones están de moda. Algo que ha acompañado al ser humano, desde que es humano, ahora está en todos los escenarios sociales. En las familias, en los centros educativos, en las empresas. Algo que llevamos reclamando algunos profesionales desde hace muchos años, ahora está de moda. Aquí en Europa, ya lo constato la Unión Europea en 2006 dentro del concepto de parentalidad positiva.
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Los niños, las niñas, se emocionan. Y las familias debe aprender a atender esas emociones. Pero también se comportan, también deciden, hacen cosas. Y desde la psicología hay modelos que trabajan priorizando las emociones, otros atienden al plano conductual exclusivamente. Para Familias en la Nube, la clave es atender tanto a las emociones como a las conductas, saber equilibrar a ambas. Una de nuestras creaciones intenta reflejar nuestra idea Besos sin límites y límites con besos.
Con besos sin límites y límites con besos nos referimos a la idea de ser amables con las emociones de nuestros hijos e hijas, pero coherentes a la hora de gestionar su comportamiento.
Estamos de acuerdo en expresar las emociones en el hogar. Los hijos y las hijas nos deben ver llorar cuando hay que llorar, reír cuando hay que reír, enfadarse cuando hay que enfadarse. Correcto. Pero negociar con las emociones es otra historia. Si quieres que papá no se enfade, por favor, recoge tu habitación. Estoy muy dolida porque no has querido hacer caso a mamá son frases que no aconsejamos.
Para que tu hijo se responsable, tiene que tomar decisiones. A veces no te necesita (semáforo verde), otras las tomas tú (semáforo rojo) y otras debes negociarlo (semáforo amarillo). En todos los colores de nuestra famosa herramienta educativa del semáforo inteligente hay emociones. Y en concreto, en el semáforo amarillo también.
Para que tu hijo empiece a tomar decisiones, es necesario que estructures la realidad (o pongas límites, como quieras llamarlo) de forma inteligente. Esto significa que pone encima de la mesa lo que necesita el cerebro de tu hija para responsabilizarse y decidir: traspasar el control de la situación a tu hija, aclarar las alternativas y sus consecuencias.
Claro que podemos ver una serie de televisión, en cuanto te pongas el pijama. Aquí hay alternativas y consecuencias. También hay emociones, por supuesto. Hay un tipo de emociones si recoge, y otras si no recoge, tanto en la hija como en sus padres. Pero no son negociables, son incondicionales. No le has dicho
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La realidad de las familias puede ser parecida a ésta, pero en las consecuencias debe priorizarse las conductas (hay TV o no), no las emociones (contento o enfadado). De todas formas, os invitamos a realizar este curso donde se expone con claridad cuando atender a las emociones en cada color del semáforo. Buscamos la inteligencia emocional en las familias.
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