El espejo emocional en la educación

by Antonio Ortuño

Para finalizar el año, el último post lo quiero dedicar a las emociones. El otro día en consulta, unos padres me comentaron cómo habían reaccionado ante los cuatro suspensos de su hijo, que encima, repetía curso (con 19 años). ¡Buen escaparate emocional!

Lo normal sería aprovechar ese momento para recriminarle lo poco que había estudiado, sus escasas estrategias para planificar su tiempo,  las consecuencias que aplicarán a partir de ahora para que estudie más (centradas en el no uso del móvil, dinero, salidas, es decir, pérdida de privilegios). En fin, protagonismo puro y duro adulto. Y sobre todo, nulo abordaje al plano emocional, aspecto clave para su maduración.

En la educación, el plano emocional del adulto es fundamental. Ambiente familiar estresante, puede facilitar problemas de atención e hiperactividad. Estrategias que pretenden motivar a los hijos e hijas, pueden desembocar en tristeza y episodios de depresión infantil. Discursos excesivos y repetitivos, pueden provocar reacciones de frustración, ira y agresividad en los hijos e hijas. El manejo de las emociones de los adultos repercute en el desarrollo emocional infantil.

En una primera etapa, los niños y niñas necesitan que los adultos les ayudemos a identificar sus emociones. Miran a nuestro espejo emocional. No saben mirar a su espejo, o no lo encuentran. Y lo que refleje ese espejo adulto,  repercutirá en su estado emocional. Si lo que ven en ese espejo es injusticia, aparecerá ira. Si lo que ven es descontrol e incertidumbre, aparecerá miedo. Si lo que ven es confianza y buen ambiente, aparecerá la alegría. Buscan nuestras emociones para encontrar las suyas. Tienen dependencia emocional. Su seguridad depende de nuestro estado emocional.

Pero poco a poco, va construyéndose su propio espejo. Nuestro espejo sigue teniendo mucha importancia para ellos, siempre y cuando demos la bienvenida a su nuevo espejo. Quieren y buscan independencia emocional. Mis emociones son mías, las quiero entender y  gestionar por mí mismo, intentan decirnos. Ese nuevo espejo donde se reflejan sus emociones, quiere empezar a ser protagonista, y necesita más comprensión y empatía, y menos dirección y control. Por eso, si tu hijo viene con cuatro suspensos y le comentas: ¿estarás contento con esto, no?, estás influenciando de forma negativa en la construcción de su espejo emocional. Sigues fomentando la dependencia emocional.

Por eso llega un momento que se tiene que cambiar la dirección emocional. La mirada de nuestros hijos hacia nuestro espejo tiene que girar hacia su propio espejo. Y necesitan nuestra ayuda. Por eso, lo importante no es cómo se sientan esos padres con los cuatro suspensos de sus hijos, sino cómo se siente el hijo.

Si el hijo entrega las notas a sus padres y no encuentra un canal adecuado para expresar lo que siente, y lo que se encuentra es que el canal está repleto de emoción adulta, o de razonamiento adulto, sus emociones buscarán otras salidas quizá menos inteligentes. Aquí habría que aplicar un semáforo verde emocional (recuerda que en nuestra metodología es aquel espacio que es busca el autocontrol de nuestros hijos). Por eso hay que canalizarlas en estas etapas:

• Haciendo preguntas contextualizadas: ¿quieres que hablemos ahora de tus notas?
• Escuchando el arsenal de argumentos que han preparado durante días, sin interrumpir, sin valorar, y muy importante, sin entrar al trapo, sin discusión alguna (aquí no hay que ser padres, hay que ser “superpadres” con poderes mágicos). Vas a escuchar frases, versiones y explicaciones a sus suspensos que ni las mejores películas de Woody Allen.
• Si las discutes, pierdes una oportunidad de oro para que crezca su espejo emocional. Así que a realizar preguntas emocionales: ¿Y cómo te sientes con todo esto?
• Aquí antes de abrir su libro emocional, querrán explorar nuestras emociones. Y contestarán con otra pregunta: ¿Y vosotros, qué os parecen mis notas?
• De nuevo debe aparecer el héroe que tenemos dentro, y no responder mirando a nuestro espejo, si no al suyo. ¡A mí me importa cómo te sientes tú! Esto es de sobresaliente.
• Si nos cree, si lo hemos realizado con sinceridad y confianza, mirará a su espejo. Y aprenderá. Y ahora sí que está en mejor situación de sacar conclusiones valiosas.

El paso de nuestro espejo al suyo es un proceso. Son la suma de pequeños momentos que hay que aprovechar. En cada color del semáforo, no te olvides de ayudar a crecer a su espejo. Si quieres profundizar o resolver algún aspecto, no dudes en contactar con Familias en la Nube.

Feliz año emocional!!!

Antonio Ortuño

Psicólogo especialista en Psicología Clínica Infanto-juvenil y Terapeuta Familiar desde hace más de 25 años. Conferenciante sobre temas educativos, centrados en la parentalidad positiva, su modelo educativo consiste en dotar de herramientas a los padres y madres para que sepan poner límites de una forma respetuosa, con la responsabilidad y la felicidad como compañeras de viaje.

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