La brújula de los conflictos

by Antonio Ortuño

Antes de cualquier viaje, lo primero que se suele hacer es pensar en nuestro equipaje, en lo que se puede necesitar, en lo que somos capaces de hacer. Por eso, antes de andar hacia las nubes, vas a analizar tus funciones parentales, las estrategias y recursos que utilizas en la actualidad para educar, y sobre todo, cómo es tu situación familiar en la actualidad. Para ello, vas a cumplimentar, lo primero, la BRÚJULA DE LOS CONFLICTOS. Si en el viaje vas solo, adelante. Si vas acompañado, esta primera etapa hacedla de forma individual.

Si se preguntara a diez padres o madres al azar si en el día de ayer tuvieron algún conflicto o problema con su hijo o hija, el resultado de la encuesta es fácil de imaginar.

Igual ocurriría si la pregunta se realizara también a los hijos o hijas. Es imposible que todas las decisiones que toman los hijos o hijas gusten a los padres, y por supuesto, que todas las decisiones que toman los padres gusten a los hijos o hijas. Por lo tanto, para aprender unas buenas prácticas educativas se requiere, previamente,  un análisis de los conflictos habituales y cotidianos de cada casa.

Las fases de la brújula de los conflictos.

La BRÚJULA DE LOS CONFLICTOS tiene varias partes:

1. – realizar un listado de conflictos cotidianos,
2. – clasificación de esos conflictos,
3. – elección de algunos de ellos para registrar los cambios.

1.- Con esta herramienta tienes que intentar “fotografiar” tu realidad familiar, intentando concretar lo que te preocupa, lo que ocurre en casa, lo que te gustaría cambiar. Te vas a encontrar con  una lista de áreas de conflicto, que pueden aparecer en cualquier hogar, estructuradas en diez categorías. Cada categoría tiene una serie de conductas. Selecciona aquello que tiene que ver con tu realidad. Al final, tienes un hueco para reflejar algo más que consideres importante a trabajar. Intenta que sea descriptivo y concreto, así te podrá orientar mejor en tu viaje.

2.- Una vez identificados los problemas cotidianos, ahora es el momento de clasificarlos. Imagina que vas con tu hijo o hija caminando hacia las nubes, diseñando tu propia ruta por la montaña:

• Habrá momentos donde toca ponerse delante y guiar. Cuando se pasa por una zona peligrosa, por ejemplo, el control de la situación está en el mundo adulto. Tú decides. Pero no siempre será así.
• Hay otros momentos donde te pones al lado de tu hijo o hija, y decides junto a él. Quien lleva la cantimplora o a qué hora se come el bocadillo, por ejemplo, pueden ser aspectos del viaje que se pueden negociar. Se comparte el control.
• Y por último habrá momentos donde tu hijo o hija te pida explorar, aventurarse, ir sólo o sola.

Es como si pusieras un semáforo en esa ruta. La siguiente tarea consiste en clasificar los conflictos habituales en tres bloques, en los tres colores del semáforo, sabiendo que:

• El semáforo rojo sería todo aquello que tu hijo o hija no puede decidir todavía, por lo que tienes que asumir el control de la situación y ponerte delante del viaje. Y si quiere tu hijo o hija adelantarte, no se lo puedes permitir. Hay que DECIR NO.
• El semáforo amarillo son aquellas situaciones que consideras que ya puede responsabilizarse, ya puede empezar a tomar decisiones, pero tienes que ejercer una supervisión, para poder equilibrar sus deseos y sus obligaciones. Se basa en la NEGOCIACIÓN. Te pones a su misma altura y llegas a un acuerdo o compromiso.
• Y el semáforo verde, donde el control de la situación y la responsabilidad son totalmente del hijo o hija. Se ha traspasado la responsabilidad, y ya eligen sus alternativas y asumen las consecuencias de sus decisiones. Y los padres, acompañamos, mostrando CONFIANZA y RESPETO.

Así que, una vez seleccionados los conflictos cotidianos, a continuación elige el color que crees que es el mejor para resolver la situación de una forma más inteligente, buscando ante todo la responsabilidad y la felicidad de tu hijo o hija.

3.- Por último, si estás motivado o motivada para gestionar mejor esos conflictos, te recomendamos que los pongas en orden, en cada color, teniendo como criterio la complejidad de cada problema. Todo aprendizaje, todo cambio, se empieza por lo más sencillo.

Antonio Ortuño

Psicólogo especialista en Psicología Clínica Infanto-juvenil y Terapeuta Familiar desde hace más de 25 años. Conferenciante sobre temas educativos, centrados en la parentalidad positiva, su modelo educativo consiste en dotar de herramientas a los padres y madres para que sepan poner límites de una forma respetuosa, con la responsabilidad y la felicidad como compañeras de viaje.

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