Las actividades extraescolares: ¿quién, por qué y para qué?
La vuelta al cole siempre produce un revoltijo emocional a veces difícil de describir. En las hijas e hijos, y en los padres. Son varios los asuntos que hay que atender, y entre ellos siempre está el tema de las actividades extraescolares.
Yo aplicaría la técnica de las tres cuestiones para reflexionar sobre ello. Bueno, podrían ser más.
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- ¿Quién decide las actividades extraescolares?
- ¿Por qué se decide esas actividades?
- ¿Para qué se decide esas actividades?
1.- ¿Quién decide?
Lo primero que viene a la cabeza es la edad. A menor edad, más decisión adulta. Lo que implica que a mayor edad, menos decisión adulta. Aunque el objetivo educativo, para que haya aprendizaje, sea motivador y emocione, hay que intentar que la decisión la construya el hijo o la hija cuanto antes. Acordaros de nuestro famoso semáforo inteligente:
- hay actividades que no se pueden elegir (semáforo rojo) por su coste, desplazamiento, temática. El control y la decisión es adulta.
- Hay actividades que se pueden elegir, pero de forma conjunta y negociada (no impuesta) con los hijos e hijas (semáforo amarillo).
- Y en el semáforo verde, la decisión de qué actividades quiere realizar la den¡be tener el niño o la niña.
La recomendación que siempre doy en las terapias es “busca el equilibrio”. Tan negativo es que con 15 años esté todo en el rojo, como con 5 años esté todo en el verde. Los tres colores a todas las edades. El porcentaje de cada color, con un café lo pensáis (o lo piensas).
¿Por qué se decide esas actividades?
¿Por vosotros? ¿Por tu hija o hijo? ¿Por el horario? Es importante poner encima la mesa tanto las motivaciones adultas (que puede que no coincidan) como la de los hijos e hijas. Lo que se empieza, se acaba, sería una buena recomendación para todo (autocontrol, tolerancia a la frustración, persistencia), incluido las actividades extraescolares. Por eso, es fundamental empezar bien el viaje analizando las motivaciones, tanto las manifiestas (que aprende a tocar la guitarra es adecuado ) como las ocultas (mi gran frustración fue no aprender a tocar la guitarra y quiero que mi hijo aprenda).
¿Para qué esas actividades?
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Muy unida a la pregunta anterior, se trata de plantear las expectativas que se tienen en el mundo adulto a la hora de apuntar al hijo o hija a la actividad extraescolar. Y aquí me paro para hacer esta pregunta. En la sociedad actual, ¿qué expectativas hay con respecto al tiempo libre de la infancia y adolescencia? Algunas reflexiones:
- Nos venden la idea de que no se puede perder el tiempo, que hay que capacitarles para poder ser alguien en este mundo. Hay que prepararlos para competir, para ser mejor que los demás. El inglés es importante, pero tocar la flauta también. Ah, y si hace deporte, mejor… Para ello las actividades extraescolares son un instrumento idóneo. Y no podemos permitirnos el lujo de dejarles jugar a su criterio, por ejemplo.
- Se valora más el tener que el estar. Estar con tus amistades en el parque riendo no interesa al sistema, lo que le interesa es que se necesite un teléfono para que se puedan reir. Hay un desplazamiento de las personas hacia los objetos.
- La calle tiene que ser peligrosa. Se debe vender esa imagen. Para que los niños y niñas estén más en casa (por lo que necesitan más objetos, más consumo) o se apunten a más actividades extraescolares, ya que está reguladas y son aparentemente más seguras. El tema de estar reguladas hay que darle na vuelta: ¡Papá, quiero ir a la piscina! Hoy es martes, cariño. Es mañana. Al día siguiente:¡Papá, quiero jugar contigo a la pelota! No cariño, que tienes piscina. Te imaginas diciendo a tu pareja: “Cielo, voy a poner la radio”, y que la contestación sea, “no cariño, recuerda que la puedes poner los martes de 5 a 6”.
Pues eso, más calle y campo, más interacción entre personas, más familia, mínima regulación temporal, más juego libre, y más implicación de los hijos e hijas en las decisiones. Algo se me olvida, seguro. En fin, lo dejo ahí.
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