¿Quién tiene el control para solucionar los problemas familiares?
Si tu hijo de 14 años ha suspendido 4 asignaturas, ¿quién tiene un problema?
Si tu hija con 16 años no se quiere lavar los dientes, ¿quién tiene un problema?
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Si tu hijo de 6 años no quiere comerse las lentejas, ¿quién tiene un problema?
Si tu hija de 4 años quiere ver la televisión, ¿quién tiene un problema?
La localización de quien tiene el control para la solución de los problemas familiares cotidianos es uno de los elementos principales a considerar. Aquí te van algunas ideas:
1.- Lo primero que tienes que hacer para solucionar un problema con tu hijo/a es analizar el grado de control personal que tienes sobre ello. Así se pueden dar tres situaciones:
- El problema está dentro de tu área de control personal. Puedes hacer algo, debes actuar. Depende de ti.
- El problema está fuera de tu área de tu control personal. No puedes hacer nada, por mucho que quieras. No depende de ti.
- El problema está parcialmente dentro de tu área de control. Para la solución del problema puedes hacer algo, pero necesitas de otras personas. Depende de al menos dos personas.
2.- Para delimitar con inteligencia el área de control, se debe proceder a valorar quien tiene los recursos y las herramientas para solucionar el conflicto. Variables como la edad de tus hijos, sus características evolutivas, el contexto donde se ubica el problema… se han de tener en cuenta para la concreción del área personal de control.
3.- Cuando una familia está ante un problema que intenta resolver, se topa con una dificultad cada vez más frecuente: la diferencia que existe entre lo que realmente controla el mundo adulto y lo que piensa que controla. Es la diferencia entre el campo de control real y el campo de control ilusorio.
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En cualquier familia, pues, podemos encontrar cuatro posibilidades:
- Se tiene el control y se piensa que no lo tiene.
- No se tiene el control y se piensa que sí se tiene.
- Se tiene un control real y además se sabe.
- No se tiene el control y se sabe que no se tiene.
¿Cuáles de las cuatro posibilidades son las más inteligentes? ¿Cuáles de las cuatro te pueden generar nuevos problemas? Está claro que nos deberíamos centrar todos nuestros esfuerzos en la tercera y cuarta situación, ya que:
- En el primer caso, cuando se piensa que las acciones necesarias para resolver un problema están fuera de nuestras posibilidades de acción, se tiende a no hacer nada, a esperar, a no realizar ningún tipo de acción que intente resolver el problema. Ejemplos de estos que pueden hacer mucho daño a nuestros hijos es cuando hay un problema de rendimiento escolar, y las familias mitran al profesorado como “culpables” de esta situación.
- En el segundo caso, cuando se piensa que las acciones necesarias para resolver un problema están dentro de nuestras posibilidades de acción, pero sin embargo no se tiene control efectivo, es como echar arena en el mar. La realidad tecnológica puede ser un ejemplo claro. Ningún hijo cuanto a sus padres absolutamente todo lo que hace en internet, por ejemplo. Bueno, en cualquier faceta de su vida, aunque sus padres piensen que si lo cuenta todo.
4.- Cuando se sitúan las acciones necesarias para resolver un problema dentro del área de control, dentro de las posibilidades de acción efectiva, se pueden realizar acciones para superar el problema.
Para los que nos seguís en Familias en la Nube, al leer este artículo imagino que se os viene a la cabeza nuestra herramienta reina: el semáforo inteligente. Responde perfectamente a las cuatro claves antes descritas. Vuelve a leerte este artículo con el semáforo en la cabeza.
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